Rugbísticamente nació en Cañada de Gómez donde el destino quiso que una lesión le pusiera freno a su sueño de jugadora, pero no frustró su pasión por el rugby y siguió en el «verde» como árbitro. Es otra mujer más que se va ganando su lugar imponiendo capacidad y por sobre todas las cosas con ganas de crecer. Como el poeta, «caminante no hay camino, se hace camino el andar», Violeta Moncada (24 años, recién cumplidos) está haciendo camino en nuestro rugby.

Como fueron tus inicios en el rugby?
«Mi relación con el rugby comenzó desde pequeña, pero mi inicio como jugadora fue bastante posterior. Empecé a jugar a los 19 años porque antes no había categoría femenina en mi club. Por eso mismo, pasé por otros deportes pero recuerdo siempre haber estado en contacto con la ovalada por mi padre y mi hermano, porque ellos lo jugaban».

Por qué rugby?
«Es difícil poder explicar la elección sin referirme a la relación que tiene este deporte con mi familia. Cuando era chiquita acompañaba a mi papá a los entrenamientos y a los partidos. Lo veía jugar, alcanzaba pelotas, agua, conitos, participaba de actividades de difusión del deporte en mi ciudad. Allí fue donde pude jugar por primera vez con chicos y chicas de mi edad y también «arbitrar» algunos de esos partidos que son como los que actualmente conocemos como tag rugby.
«Cuando hubo categoría en el club, en el 2015, no dudé en ir a entrenar porque era lo que había deseado siempre. Aunque ya estaba en Rosario, entrenaba como podía y volvía el viernes a jugar a mi club, algo que hacen muchos jugadores cuando comienzan a estudiar en otra ciudad. No era fácil porque eran mis comienzos y no tenia mucha idea de como entrenar sola. Lamentablemente al finalizar ese año me lesioné».

Y entonces, a la cancha como árbitro.
«Decidí volver siendo árbitro porque me di cuenta que no estaba en condiciones de sostener mi lugar como jugadora en un equipo. Volver a jugar me iba a demandar mucho tiempo, viajes, compromiso y responsabilidad para con mis compañeras y en ese momento, sabia que mis prioridades eran otras».

Que es arbitrar?
«No te voy a decir que me enamoré del arbitraje, ya que al principio fue una forma de mantenerme cerca del deporte, de mi equipo y mi club. Con el tiempo me empezó a gustar, me divertía y hoy ya lo tomo como un trabajo que me presenta muchos desafíos y me encanta asumirlos».

Como te sentís en un ambiente históricamente de los hombres?
«Si bien es cierto que el ambiente es históricamente masculino, nunca me sentí excluida. Como te decía, participo de las actividades de mi club desde que se fundó y nunca sentí que se me excluyera por ser mujer».
«También creo que al haber estado siempre en contacto con jugadores, entrenadores y dirigentes, aprendí que si quería ser parte de esto, tenía que saber como manejarme en el ambiente».
«Cuando empecé a jugar encontré muchas chicas que como yo se fueron haciendo lugar en sus clubes y en la Unión, que lucharon por tener un espacio y siempre alguien las escuchó.
«Reconozco que no es fácil, porque a veces se nos presenta la condición de demostrar que somos capaces de jugar, arbitrar o liderar espacios dentro del rugby que por ahí a los hombres no se les presentan del mismo modo. Pero también debemos reconocer que muchas veces no es el rugby sino la construcción imaginaria que se realizó en torno a él, lo que nos incomoda. En más de una ocasión terminamos luchando más con los estereotipos que se nos presentan en la sociedad, al contar cual es nuestro lugar en el deporte. Hoy las instituciones cambiaron, la participación de las mujeres es cada vez mayor»·.

Y en el arbitraje?
«No fue distinto. Cuando empecé ya arbitraba una compañera y ahora gran amiga, Mercedes Prenna. Ella ya tenía un recorrido bastante fuerte y me brindó un montón de conocimientos y oportunidades. Desde la Unión tampoco tuve obstáculos, hice los cursos y enseguida me empezaron a designar partidos.
«Empecé en el 2018 y estuve en todas las fechas del femenino y algunas de M14 del masculino. En mi club hice algunos amistosos de juveniles. Ese año fui convocada para ir al Nacional de Clubes femenino y al Seven de la República femenino como juez de touch.
«El año pasado ya hice todas las fechas de femenino (mayores y juveniles) y en masculino partidos de M15, algunos M16 y un partido de prereserva y terminé la temporada como árbitro de juveniles en el Nacional de Clubes femenino y nuevamente juez de touch en el Seven de la República., representando siempre a la URR».

Como te sentís arbitrando varones?
«Me siento bien, he tenido la gracia de encontrarme con gente que acepta y apoya la participación de mujeres en el rugby. Otras que aunque no lo acepten, lo toleran y no han generado problemas en mi visita a sus clubes.
«Las experiencias lamentables las tienen tanto los varones como las mujeres, somos árbitros y si bien nuestro deporte tiene un respeto muy importante por esa figura, siempre hay alguien que falla en asumir y transmitir de esos valores.
«Nuestro rol como árbitros ante esas situaciones, es seguir educando a nuestros jugadores con el ejemplo.

Ultima: en esta cuarentena, entrenás, estudias reglamento?
«Sigo entrenando en el patio de mi casa todo lo que es físico. Por otro lado seguimos en contacto virtual con los árbitros, analizando vídeos, reforzando cuestiones de reglamento y unificando criterios».
«Otra actividad que sumamos esta semana, organizada a partir de los clubes de rugby femenino, es la realización de algunos vídeos de reglamento sobre cuestiones que mejorarían el juego. Las jugadoras expresan dudas o consultas sobre el tema y luego nos comunicamos por videollamada para resolverlas».
«Este trabajo me sirve tanto a mi como a ellas y seguramente se reflejará en la vuelta a las canchas».