Es sin dudas la gran referente del rugby rosarino a nivel nacional. Es parte de ese «gran grupo», como ella misma dice, que viene demostrando en la cancha el crecimiento de Argentina a nivel internacional. Sheila Carlevaris y este especial momento de Las Yaguaretés.
Ni el temporal detuvo su compromiso con el Pladar Litoral. Se acomodó un poco tras el diluvio y su primera expresión fue para transmitir que «lo Dubai es una locura, es la primera vez en la historia de nuestro rugby que ocurre un hecho de esta naturaleza. Estamos todas felices, se hicieron las cosas muy bien y allí está el resultado».
Se nota en su rostro que esas palabras no son vanas. Está en ella la filosofía que el conjunto está por sobre el individualismo. Por eso no duda cuando señala «es un equipo que se preparó muchísimo, las chicas sinceramente la rompieron, vi todos los partidos, quedó en claro que el grupo está funcionando muy bien».
Y enseguida se atreve a analizar el grupo. «Me tocó llegar al plantel con el nuevo entrenador (Nahuel García) en el inicio de este proceso. Pero cuando volví después de unos meses, a otra concentración, noté que era totalmente diferente, que se había consolidado muchísimo, lo vi muy unido, hubo una muy buena adaptación al nuevo entrenador».
El rugby seven exige cada vez más. El tema físico juega un rol clave, fundamental. «En ese sentido -señala- físicamente las vi muy bien a las chicas, máxime teniendo en cuenta que enfrentaron a jugadoras con otros cuerpos, pero asi y todo supieron hacerse valer, a partir de una preparación realmente notable».
Enseguida agrega: «Todas estamos entrenando muy duro, la PF nos mata, hacemos mucha fuerza, nos preparamos para no tener lesiones, porque además del plan de entrenamiento, individualmente hay una preparación muy intensa, para ir superando debilidades y consolidando nuestras fortalezas».
Dubai es un recuerdo reciente. Pero nadie olvida esa final ante Brasil, para lograr el primer título sudamericano de la historia. Fue alcanzar una meta que parecía casi imposible. Pero se llegó. «El triunfo ante Brasil, fue clave. Allí se vio que era posible dar ese salto de calidad, como ahora en Dubai. Ser campeonas sudamericanas nos dio la confianza necesaria para saber que tenemos y podemos desarrollar todo nuestro potencial».
Pasó la primera etapa de la Seven Series Challenger. En el horizonte aparece ahora Montevideo a principio de marzo. Será el segundo, de tres torneos (el otro es Cracovia) en pos de llegar a Madrid 2024. La pausa no llega el trabajo, ni para las que no fueron a Dubai, como tampoco para que no viajaron. «Por ahora, para las que no fuimos al Challenger, nuestra tarea es apoyar al grupo. El contacto es permanente, estamos dentro del sistema, listas para cuando nos necesiten, cumpliendo con todo lo que nos piden en cuanto a la preparación física» dice esta joven promesa de nuestro rugby de tan solo 22 años.
Todo éxito deportivo tiene su repercusión social. Sirve para mostrar una realidad no tan visible. Es algo asi como una «vidriera para vender», porque «lo de Brasil, mas de lo Dubai -reconoce- le viene muy bien al rugby femenino. Se nota entusiasmo en redes, pero también veo que van apareciendo chicas muy jóvenes con ganas de jugar, hay un cierto contagio. Hemos demostrado que no solo era cuestión de pasar la pelota sino que las mujeres podemos también jugar bien al rugby».
Sin dejar de pensar en la celeste y blanca, queda la reflexión final para el pago chico, para la jugadora formada en el Old Resian Club. «Por acá nos estamos preparando para la temporada y en el caso de mi club trato de incentivarlas pensando siempre que este año debe ser mejor a los anteriores. Lo sucedido con Las Yaguaretés despertaron mucho interés, hay entusiasmo, hay que aprovecharlo».
El rugby femenino fue protagonista del primer suceso deportivo del año. Más de un desprevenido descubrió que las mujeres también juegan «ese deporte brutal por aquellos años, que jugaban los alumnos del Colegio de Rugby hace dos siglos». Las jugadoras se comprometieron con ellas mismas. Será responsabilidad de la dirigencia comprometerse aún más para sostener ese compromiso que solo tiene el objetivo de crecer.
