Recordada novela de Charles Dickens, ambientada en la Inglaterra de fines del Siglo XIX; también primer album musical del rosarino Juan Carlos Baglieto, que apareció en mayo de 1982, en plena guerra de Malvinas. Y bien se podría aplicar a estos tiempos de nuestro rugby amateur.
Hace unos años fue la pandemia que pegó en la línea de flotación de nuestros clubes. Curiosamente en los mismos tiempos que Villa Gesell se vio sacudida por el asesinato de Fernando Baez Sosa, por obra de una banda de zarateños que lamentablemente los grandes medios nacionales los encasillaron como rugbiers, cuando en realidad solo 3, si solo 3 de ellos, jugaron en el 2019. Dos en Arsenal Zárate Rugby y uno en el CASI.
Pero claro, esa estigmatización es vendedora, forma parte del marketing en la encarnizada lucha por el rating. Tiene otro sonido, es diferente a decir zarateños, como alguna vez dijimos en esta página.
Y asi se bastardeó la palabra rugbier, con la intención de convertirla en sinónimo de persona marginal, por ser violenta. Ocurrió ante el silencio del mundo del rugby, incluida la UAR que se equivocó allá por el 2020 cuando habló en un comunicado de «fallecimiento» y en este 2023, donde se escucharon pocas voces poniendo en claro la diferencia que hay entre rugbier y asesino.
Solo rescatamos a Eliseo Branca, que puso su «chapa» en los medios y en TN enfrentó con decisión, como en su época de jugador, al cuestionario de sendas periodistas; el mismo Fernando Burlando, dejó en claro que «No hay que llamarlos más ‘rugbiers’, estos pibes no tienen nada que ver con el rugby y nada que ver con la nobleza del rugby. Es una falta de respeto a todos los jugadores y todos los que están vinculados con la actividad».
Por allí aparecieron en America 24, Julio Bárbaro y Carlos Capolongo, hablando de los valores de nuestro deporte, como una forma de rescatar a los 140.000 chicos y jóvenes que hoy juegan rugby y a los miles que en su momento pisaron una cancha con las «haches» en sus extremos. Ni el rugby, ni ningún deporte es formador de asesinos. Un concepto que entienden, pero no expresan «comunicadores» nacionales, algunos refugiados en Crónica TV.
Si «tiempos difíiciles», pero ante esta adversidad, solo queda seguir trabajando con la ovalada en la mano, porque está claro que el deporte nunca puede cubrir las falencias de la familia y la educación.
Carlos E. Bustos
(Director periodístico)
